Akio Harada nació en 1974 en Japón. Desde pequeño quedó cautivado por la magia de la pintura. Para perseguir esta pasión, estudió pintura al óleo en una universidad de Bellas Artes.
Al principio de su carrera se centró en el uso de pintura al óleo, pero esta técnica le parecía demasiado lenta debido al tiempo de secado que requería. Esto lo llevó a explorar otros medios de expresión, e inició un período de búsqueda de su estilo.
Finalmente recurrió al uso de pintura acrílica, lo que le permitió expresar sus ideas más rápidamente con la ayuda de un secador de manos.
Inicialmente tendía a crear obras de gran formato que no se adaptaban fácilmente al entorno cotidiano, pinturas que podían percibirse como violentas y egoístas, como “Perro sin rostro”.
Sin embargo, el nacimiento de su hijo supuso un punto de inflexión en su carrera. Comenzó a pintar observando las reacciones de sus hijos, lo que le llevó a adoptar un estilo más exterior.
Sus obras se caracterizan por siluetas nítidas, casi como cortadas con tijeras, logradas mediante el uso de cinta adhesiva. Esta técnica capta una poderosa energía en sus pinceladas. Gracias a la superposición de múltiples capas, sus pinturas exudan una atmósfera misteriosa, creando un espacio que parece a la vez plano y profundo.
Utiliza una paleta de colores variada pero con tonos sobrios, lo que hace que sus obras armonicen perfectamente dentro de los espacios habitables, como si fueran parte integral de ellos. Al emplear formas animales, puede representar emociones humanas mientras navega entre la realidad y la imaginación.
Esto confiere a sus obras un carácter poético, rico en ideas originales que evocan sonrisas y aportan serenidad a quien las contempla.
Actualmente, se centra principalmente en la publicación de sus obras de arte, mientras crea diversas adaptaciones como murales, animaciones, libros ilustrados y embalajes, que suelen ser buscados por administraciones, empresas y tiendas.
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